Canasvieiras presenta una amplia oferta en alojamientos para los turistas. Muchos de esos sitios ostentan vía web una infinidad de servicios y comodidades de todo tipo, enmarcados en un sinfín de estrellas. Pero nada dicen acerca de la hospitalidad y calidez de los lugareños. Nada dicen porque los turistas no buscan eso, pero sí los viajeros. La diferencia esencial entre un turista y un viajero radica, precisamente, en que este último además de conocer el lugar al cual viaja necesita –sí, es una necesidad– saber de su gente, de sus comidas, de sus costumbres. Necesita, básicamente, dejarse atravesar no sólo por la historia del lugar sino por cada historia particular que le brindan.
Alojarnos en la Posada Edu&Lelé a nosotros, que somos viajeros de alma, nos dio esa posibilidad. Allí estábamos como en casa; todo en perfecto equilibrio: nada faltaba, nada sobraba. Nos abrazaron sus dueños desde el primer hasta el último día. Y entre poesías, reflexiones, regalos y charlas profundas transitamos nuestra experiencia de viaje en el mejor lugar que existe en Canasvieiras: Posada Edu&Lelé.
Por todo esto, ofrecemos infinitas gracias a Lili y Alcedo, dos seres humanos con mayúsculas.